martes 

Bautismo

La bruma espesa hace que olvide

el lugar adonde otras aguas arrastraron mi cuerpo

adonde el tiempo tierno ya no me dibuja

con mi nombre tatuado en los párpados.

La maestra arrojó mi cabeza a la noche

y el viento con su nota tenue

hizo del sollozo mi casa.

Me llevaban a mentir subido a mi garganta

y es que soy polvo elegido del esqueleto,

amamantado por la llaga.

El pelícano de las rocas me crió a su imagen

y luego me dejó ir.

Undívago por mis abismos.