jueves 

San Antonio a los peces





( I )

Miren una lámpara que fenece

háganla tira.


Ha terminado la noche

y despertamos siendo los mismos

que nuestros abuelos;

arropados entre diarios

irreconocibles por el sol y manchas de té.

Entre el descarte

y el derroche de cachivaches,

en baldíos,

en lugares comunes,

apegados al muro sin habla sin hospedar escarabajos.

Tropel sonoro de dedos




En el muro

tras glorietas de falsos gladiolos ,

acallando la chasquilla de mequetrefe,

pisando ondas ,

las que dibujando

en el aire andrajoso

hacen los dedos andariegos.




Un perfil de marfil frente al mar

su nariz de Catulo vuelto a mirar

me fijo,

su frente refleja la gran plata del frente,

allí mis ojos dirijo

y recuerdo los días hábiles sin congestión,

la restricción y todo eso.

Lo divertido es quizá la campana que se hunde en el mar,

y no es tan divertido ,tal que ,

quizás los velos se rasguen a los catorce,

en una playa

y el recuerdo del deseo te pille

arriba de una micro,

que lo guarde en su banco de datos algún ojo mágico.




Las torres canallas,

la torre ahí el calor

la posada con fugaces luces más allá ,

el templo que se desmorona,

pienso

les digo ,

quiero mencionarles

a la Hija de Dios

quien bailaba en el calor de la mente,

devolvió al sol su belleza áurea,

vino trayendo el gozoso austro,

en desvelos lunares o al asomo del lucero,

aljofarando lo rojo que se escurre por todo el cuerpo santo

como antes o todavía

con la misma calentura ya mencionada

por la Perlita, la fuente la primera.

Distilando ahora,

pero fermentando en lo callado,

los vientos nacientes de junio otra vez para mí...

encontrándome a mí.

Y su baile de octubre acariciando el silencio,

entonces ,luego a la izquierda señor chofer,

donde el Cabro lavaba sus mangos.

El chico se come al grande,

o a veces el grande al chico, pero no importa,

por lo general ninguno está atento

a lo que silban las sirenas.






( II )


Retrocediendo,

no rewind no otra tecla ,

digamos,

oye,

a tres cuadras atrás…

cerca del pedazo de cerro cerrado .

en algunos accesos listos,

libres y desprovistos de suelas de pacos,

en la penumbra de párpados cerrados,

con parchecurita

ahí las palabras viven y mueren cercanas.




No sabemos bien

si por ahí caminaría la Hija de Dios

con pies descalzos

y su piel tan piel tal, sin velos ligeros,

ojalá frotarse dulce con los velos

ojalá de la boca hacerse prisionero,

en su fruta latiendo el estío .





La llave amarga llevando al hijo a una colina

su daga de piedra dibujando la garganta,

hasta la próxima vez que exista un padre

parecido a la lluvia.

La llave al hijo llevaba

a dibujar una garganta.

Me retrolleva a cierto desértico cielo.

Miles de estrellas lagrimales

en miles de mejillas únicas…

ninguno se detiene a observar si viene o no

el relámpago animal

que tres veces golpeaba a la puerta.




Miles de estrellas

y la nieve es eterna

en su demora,

el cerro se prende cerca de las ocho,

las botas livianas se tragan el cansancio de las horas,

lejanas,

ningún tipo te ofrece una niña por una hora.

La llama tierna vive oculta,

en el montón de nieve,

donde el ángel de alas oscuras reposa.

imagen de Menglef